En la ciudad bien saben
reír entre diamantes,
habitar palacetes,
deleitarse en manjares.
De eso yo nada sabré,
ni de piedras preciosas,
ni casas marmoladas,
ni mesas de banquetes.
reír entre diamantes,
habitar palacetes,
deleitarse en manjares.
De eso yo nada sabré,
ni de piedras preciosas,
ni casas marmoladas,
ni mesas de banquetes.
Soy solo un peregrino
con lecho en el destierro,
una raíz, digamos,
que procura algún cielo.
En mi largo desierto
una mujer me amó,
del vigor de su vientre
dio vida a mi simiente.
con lecho en el destierro,
una raíz, digamos,
que procura algún cielo.
En mi largo desierto
una mujer me amó,
del vigor de su vientre
dio vida a mi simiente.
Al contemplar a veces
el negro firmamento
con sus miles de estrellas
que han dejado de ser
pienso en que falta poco
para extinguirme yo,
para que mis pequeños
me busquen sin hallarme.
el negro firmamento
con sus miles de estrellas
que han dejado de ser
pienso en que falta poco
para extinguirme yo,
para que mis pequeños
me busquen sin hallarme.
¿Qué legado dejaré?
Esta vida de nómada
cargar no me permite
más que un gastado bolso
en que cabe mi ropa
debajo de unos libros.
(Los libros los consigo
de antiguos mercaderes.)
Esta vida de nómada
cargar no me permite
más que un gastado bolso
en que cabe mi ropa
debajo de unos libros.
(Los libros los consigo
de antiguos mercaderes.)
Y por ello a mis hijos
poco puedo legar.
El cobre que obtengo
se va tan pronto llega.
La arena en que me arrastro
no es de mi propiedad.
La bóveda celeste
bajársela no puedo.
poco puedo legar.
El cobre que obtengo
se va tan pronto llega.
La arena en que me arrastro
no es de mi propiedad.
La bóveda celeste
bajársela no puedo.
Así que hago lo que hago.
Cuando cae la noche
y el cansancio del día
los huesos pisotea,
los invito a mi lado
a la luz de la hoguera,
para poder así
contarles las historias.
Cuando cae la noche
y el cansancio del día
los huesos pisotea,
los invito a mi lado
a la luz de la hoguera,
para poder así
contarles las historias.
Les cuento lo que fuimos:
polvo en el universo
desde siempre impelido
por el soplo de Dios.
Les hablo del pasado,
de sus padres y abuelos
y también de los otros,
los que vivieron antes.
polvo en el universo
desde siempre impelido
por el soplo de Dios.
Les hablo del pasado,
de sus padres y abuelos
y también de los otros,
los que vivieron antes.
Les relato mil fábulas
de andantes caballeros,
de ciudades secretas,
de títeres parlantes,
de burros plateados,
de duendes en los cerros,
de marinos perdidos
y de hombrecitos de agua.
de andantes caballeros,
de ciudades secretas,
de títeres parlantes,
de burros plateados,
de duendes en los cerros,
de marinos perdidos
y de hombrecitos de agua.
Cuando mis hijos crezcan,
cuando yo ya no esté,
les quedará el saber
de las viejas historias.
Y llevarán consigo
el eco de mi voz…
cuando yo ya no esté,
les quedará el saber
de las viejas historias.
Y llevarán consigo
el eco de mi voz…
Gabriel González Núñez was born in Montevideo, Uruguay, and is currently a translation professor at UTRGV. He has authored several short stories, which have been published in print and online magazines, including La Marca Hispánica, Ventana Abierta, Círculo, Entre Líneas, Narrativas, Punto en Línea, Tiempos Oscuros, miNatura, El Narratorio, and The Chachalaca Review. He was awarded the 2012 Platero Award by the UN Spanish Book Club for his short story “El viaje que no se dio.”